click para ir al feed de modestia aparte

14 de junio de 2005

ABANDON ALL HOPE YE WHO ENTER HERE

en mi constante e inagotable búsqueda de textos paranoicos, he estado últimamente leyendo, pese a mi común animadversión hacia la ciencia ficción, un tomo de cuentos de philip k. dick, quien no sólo es uno de los escritores más reconocidos de su rama, particularmente, y de su tiempo, en general, sino también actualmente, más de veinte años después de su muerte, uno de los autores más hot para hollywood, industria siempre a la caza de historias visionarias y originales pero lo suficientemente sencillas como para poder ser adaptadas al cine y convertidas en blockbusters potenciales.

mi pana el sociópata ternura probablemente querrá ahorcarme –a menos que su lado “tierno” se lo impida– al ver que yo oso decir que las historias de philip k. dick son de alguna manera “sencillas”, pero es que sí me parece que lo son, al menos tomando en cuenta las pocas que he leído (todas las de una recopilación llamada the collected stories of philip k. dick [volume 5] – the eye of the sybil, ny 1992).

y éste es uno de los problemas que yo, tal vez un eterno ignorante en esta materia, me atrevo sin embargo a atribuirle a por lo menos gran cantidad de la literatura de ciencia ficción, o en todo caso a la mayor parte de la que yo he leído, en la que se incluyen de todos modos obras de varios de los más canónicos autores del género: las ideas en las que se basan las historias suelen ser excepcionalmente interesantes, verdaderas cuestiones filosóficas sobre la condición humana –y/o robótica–, las paradojas del tiempo y del espacio, la existencia de dios o de seres superiores, la ya tan mentada autoevidencia, o no, de la ya tan mentada realidad, o no, etc. pero rara vez he visto que, por escrito, estas preguntas sean llevadas con algo parecido a la consecuencia hasta sus más lógicas, o ilógicas, conclusiones, o que sean por lo menos discutidas en profundidad.

me parece que se trata, pues, casi siempre, de premisas rayadas y bacansísimas que, no obstante, a la hora de la hora le suelen quedar grandes a los autores (no digo “a las autoras” sólo porque yo no he leído jamás a una autora de ciencia ficción, pese a que indudablemente las hay) o a las obras, ya sea por la convención genérica de tener que recurrir constantemente a descripciones tecnológicas (descripciones que a mí, por lo menos, no me interesan para nada), por la obligada “comercialidad” de uno de los más “comerciales” de entre los géneros literarios (y créanme que esta “comercialidad” no es, en mi opinión, ni fácil de definir ni un defecto per se), o por el peso de una tradición estilística más bien pragmática (lo que tiene un poco que ver con la arriba hipotetizada “comercialidad”) en la que suele primar de manera casi exagerada la “acción” por encima de la “reflexión”.

sé que esto lo pensé leyendo dos tomos de la serie “el mundo del río” de philip josé pharmer, cortesía de luk el katalizador, así como cosas de clarke y de asimov que rondaban por mi caleta en ecuador y que, eso sí, leí más o menos de pelado, y con todo menos entusiasmo (por cierto que asimov, a quien estoy dispuesto a concederle importancia en el plano de la literatura y de la divulgación científica en el sentido más restringido del término, es muy penoso cuando intenta escribir historia historia, o sea historia “real”. su resumen de la historia estadounidense desde la guerra civil hasta la primera guerra mundial es utterly idiotic, en verdad). creo que bradbury se salvó de este juicio mío, que por lo demás seguramente es injusto, pero es que, por un lado, de él no leí nunca casi nada y, por otro, dado que él no era santo de devoción en mi familia como que no era tan necesario rebelarse contra el man.

y también pensé esto de lo en última instancia “sencillo” de mucha, e incluso de mucha de la mejor, ciencia ficción, al leer algunos de los relatos de dick, que incluso me gustaron: “the electric ant”, “holy quarrel”, “a terran odissey”, etc.

pero la razón por la que empecé a escribir esto no tiene, ni en primera ni en última instancia, nada que ver con la ciencia ficción en sí, sino con el hecho de que, en un cuento titulado “the exit door leads in”, hay una oración sobre “los uniformes” que me gustó bastante y, como diría forrest gump, for no particular reason me decidí a transcribir: “he also informed himself that he looked great in his uniform, even though it was the same uniform that everyone else wore. that is why they call it a uniform, he reminded himself”...

el soundtrack es un recopilatorio llamado la edad de oro del rock español, o sea de la movida, con highlights varios (radio futura, la unión, nacha pop, burning, alaska y los pegamoides, loquillo y los trogloditas, etc.) aunque, para mí, la canción “yo tenía un novio (que tocaba en un conjunto beat)”, de rubí y los casinos, es simplemente insuperable.

los uniformes... no sé. por un lado, a lo mejor alguien me puede explicar por qué la policía es tan intrínsecamente antiestética y el ejército no, sino más bien ambiguo, de acuerdo al rango de quien lleve el uniforme y al país del que estemos hablando. por otro lado, a lo mejor alguien me puede explicar por qué estoy balbuceando estas necedades en lugar de dejarlos tranquilos e irme a dormir.

pero la última palabra: andar de terno me parece que, en cierta forma, es andar de uniforme, si entendemos el concepto de “uniforme” no como uno absoluto sino como uno que se diferencia a lo largo de una interminable serie de sutiles graduaciones... y yo, si tuviera plata suficiente, vestiría terno todos los días y para todas las ocasiones, un poco porque los ternos hacen que uno se vea más, no sé, esbelto, y soberano, y otro poco porque el uniforme de semi-pordiosero con ínfulas de cool que me manejo tampoco es que sea menos... uniforme.

y, al fin y al cabo, si entendemos los uniformes como yo digo arriba que los entiendo, hasta los punks... o no, precisamente los punks van todo el tiempo uniformados.

así que da igual...

increíble la mucha paja que puede surgir del inocente deseo de... ¡transcribir una sola oración!

hasta la próxima, para quienes se quieran seguir sometiendo regularmente a este suplicio (quizás incluido yo), chaos (and that’s an order).

pd: por cierto que me encanta el título del cuento de dick que cité (“the exit door leads in”), porque significa lo mismo, en definitiva, que la ya clásica (y mucho más “postmoderna”, pero también muy posterior) oración final de american psycho, novela de mi escritor favorito (o de uno de ellos, pero eso sería el improbable tema de otro post), bret easton ellis: “THIS IS NOT AN EXIT”. lo pongo con mayúsculas porque en el libro está así también. ya pues.

pd 2: de puro pesado se me ocurrió ponerle de título a este post la primera oración de american psycho. oración que es, para más señas –y más pesadez– una sacada de la divina comedia de dante (y una escrita en mayúsculas en american psycho, claro).

No hay comentarios.:

entradas recientes