nothing stays the same
ayer u hoy, dependiendo de qué zona horaria consideremos (si la de la mayoría de mis por otro lado pocos lectores o la mía de acá, más solitaria), se conmemoró/se conmemora el trigésimo aniversario de la muerte de georges carpentier, alias “el hombre orquídea”, antiguamente célebre personaje del mundo del deporte y del espectáculo que, en nuestros tiempos despiadados, ha sido del todo olvidado y no representa más que una nota al pie de página para los más obsesos aficionados al boxeo o al arte muerto del cine mudo.
nacido en el norte de francia en 1894, carpentier hizo sus pininos en el pugilismo profesional a la edad de catorce años, para convertirse en el campeón de los pesos livianos de su país natal en 1911 y, después, ir subiendo paulatinamente de categoría e ir acumulando títulos a nivel internacional con una rapidez inusitada: en sólo tres años, entre 1911 y 1914, ganó los títulos de campeón europeo de los pesos livianos (1911), campeón europeo de los pesos medianos (1912), campeón europeo de los pesos pesados-livianos (1914) y, para rematar, campeón mundial de los pesos pesados “blancos” (quien sepa a qué se refiera ese “blancos” [white heavyweight champion] debería intentar explicármelo, porque yo, pese a saber que esa era la era de jack johnson, el primer campeón mundial negro, no lo entiendo del todo) en 1914, cuando la guerra lo obligó a hacer una pausa en su carrera deportiva para apoyar el proyecto imperialista de su patria en la fuerza aérea francesa, por lo que recibió la croix de guerre, la más alta condecoración para los soldados franceses que se han destacado por su “valentía” durante enfrentamientos bélicos.
en 1920, de vuelta al ring, digamos que ya de nuevo peleando por causas menos repugnantes, carpentier bajó una categoría para convertirse en el campeón mundial de los pesos pesados-livianos, título que pudo defender exitosamente hasta que, en 1924, gene tunney, el futuro campeón mundial de los pesos pesados (el primer campeón de los pesos pesados de la historia que se retiró invicto [en 1928], y por lo tanto uno de los más grandes), lo derrotó en nueva york por knockout técnico después de quince rounds legendarios.
en el interín, eso sí, más concretamente en 1921, carpentier había intentado lo que, a principios de los años veinte, parecía igual de temerario y absurdo que intentar declararle la guerra convencional a los estados unidos en nuestros días, o sea arrebatarle a jack dempsey, el nada injustamente apodado “asesino de manassa”, y sin duda uno de los más importantes deportistas norteamericanos de la primera mitad del siglo veinte, el título de campeón mundial de los pesos pesados, en una empresa que para carpentier acabó sin pena ni gloria (knockout en el segundo minuto del cuarto round) pero que tiene su trascendencia histórica, dado que se trata del primer match boxístico en el que las ganancias de los participantes llegaron al millón de dólares.
acaso carpentier se haya sentido al menos parcialmente vengado o rehabilitado por el hecho de que tunney, cuyos embates él había mal que bien podido resistir hasta el decimoquinto round, haya sido capaz de ganarle a dempsey (campeón del mundo desde 1919) en 1926, y encima de repetir la hazaña en la revancha de 1927 que, sin embargo, sigue siendo conocida como “the long count fight”, en vista de que tunney cayó en el séptimo round y el árbitro empezó a contar, según la teoría conspirativa al respecto, sólo tres o cuatro segundos después de que hubiera tocado la lona... porque dempsey no se retiró inmediatamente, como exige el reglamento, a su esquina. tunney, después de trece o catorce o quince segundos en la lona, ganó, al final, y pese a lo que digan los paranoicos de turno, unánimemente por puntos.
la carrera pugilística de carpentier nunca volvió a ser lo que fue, después de su derrota contra tunney en 1924, y hasta 1927, el año en el que se retiró. ahora bien, lo interesante de este personaje es que tuvo también una corta pero relativamente exitosa carrera paralela, nada menos que en el mundo del cine.
en efecto, carpentier había hecho su debut en 1920 en the wonder man, película de john g. adolfi en la que interpretaba a un boxeador que, en compañía de un agente del servicio secreto francés, desenmascaraba y combatía las maquinaciones de inescrupulosos criminales deseosos de estafar al estado francés en negocios turbios de cuyos detalles no tengo mayor información... como no tengo, tampoco, más información sobre las líneas argumentales de sus dos siguientes filmes, the gypsy cavalier, de j. stuart blackton (1922), y la symphonie pathétique, de mario nalvas y henry étiévant (1928).
su mayor hit cinematográfico, eso sí, fue defintivamente el primitivo semi-musical hollywoodense the shows of shows (1929), otra vez de adolfi, en cuyo elenco no sólo figuraba –no demasiado prominentemente– carpentier sino también personalidades del calibre de john barrymore, myrna loy, mary astor, dolores costello, viola dana, etc., y que más que una película era un vehículo promocional con el que se quería demostrar que muchas de las estrellas del cine mudo también tenían futuro en los en esa época tan modernos talkies.
en 1930, también en hollywood, carpentier volvió a interpretar a un boxeador en hold everything, de roy del ruth, pero a más tardar desde the shows of shows, o de la llegada del cine hablado, era obvio que su paso por la gran pantalla había sido un episodio cuyos días, en la nueva década de los treinta, estaban contados, sobre todo en el plano internacional. así, su próximo filme, toboggan (1933), de henri decoin, fue predeciblemente el último, pese a ser uno en lengua francesa...
carpentier se retiró del todo de la vida pública, en vista de que los tiempos habían cambiado, y 42 años de su vida están, ahora, sumergidos en el misterio, así como su carrera anterior en el olvido...
georges carpentier, gran boxeador y extravagante figura del cine mudo y de los primeros talkies, murió el 27 de octubre de 1975 y, en 1991, fue elegido para el international boxing hall of fame...
¿el soundtrack? para quien quiera saberlo, estoy escuchando the menace (2000), de elastica, un disco en el que esta gente se raya de una manera tan espectacular que es comprensible que no hayan vendido ni una milésima de lo que vendieron con su super-exitoso debut elastica (1995), tan popularizado entre otras cosas por la peli de culto trainspotting a mediados de los noventa.
el disco the menace es, por cierto, tan poco popular que después de un par de años de intentar encontrarlo por la vía normal, en las tiendas, tuve que comprármelo en ebay, y la verdad es que no quedé decepcionado. si elastica fue un bombazo new-wave que se le paraba al britpop de la época de la manera más soberana, the menace es un intento de crear una nueva música bailable que mezcle elementos electrónicos con distorsiones eléctricas más clásicas y con voces que apoyan a melodías que casi nunca forman verdaderas “canciones” en el sentido pop-convencional de la palabra (la canción más convencional es el magistral cover final del hit mundial “da da da” de trio, en mi modesta opinión uno de los mejores grupos alemanes de todos los tiempos, y lo digo en serio... grupo por otro lado famoso por constantemente deconstruir también el concepto de lo que es una canción pop y hacer un pop que raya en la perfección al mismo tiempo).
y creo que, por menos éxito que the menace haya tenido, sus repercusiones han sido considerables, a juzgar por lo que hacen ahora the kills o lcd soundsystem, entre otros (las repercusiones del debut, elastica, también son grandes: véase [o escúchese] a franz ferdinand, maximo park, kaiser chiefs, editors, etc.).
por cierto que a este carpentier yo no lo conocía para nada hasta ayer, pero descubrí hace poco la función en el international movie database en la que se puede buscar lo que pasó en el mundo del cine en un día cualquiera del calendario, y su historia me pareció tan bacán, dado que yo siempre he sido un fan del cine y, menos, pero durante cierta época de mi pre-adolescencia bastante, del boxeo (como espectador, nada más, claro, o mejor, como lector... pero es que todo eso de dempsey y de tunney de verdad que sí lo sabía desde hace años), que me dieron ganas de hacer un ejercicio de, no sé, tirarme en plan al menos parcialmente auto-irónico a erudito sin saber nada. escribir paja, pues. ilustrar la cada vez menos existente diferencia entre el “conocimiento” de otrora y la “información” de nuestra era, no sé...
gracias a wikipedia, también, claro...
acúsenme de idiota o, en su defecto, de pedante, o de ambas cosas, por mandarme un post tan malogrado en mi intento de ponerme tan vulgarmente semi-borgiano o (ya un poco menos vulgarmente, porque él mismo en comparación con borges es vulgar) semi-austeriano, pero no se me ocurrió nada más...
que en paz descanses, georges carpentier...
si quieren un homenaje por un cumpleaños de verdad les cuento en un par de días sobre el cumpleaños (póstumo) de “the most beautiful woman in the world”...
y por ahora no los aburro más.
chaos (and that’s an order).
pd: primera tesis sobre soda: la verdad es que ya se me olvidó. las otras dos vienen en las siguientes entregas.
pd: otro detalle pedante: el título del post es el de una canción de the menace que me fascina. no sé qué tiene que ver con el tema de hoy pero ya pues. como decía cirilo: “no... sho decía...”