click para ir al feed de modestia aparte

24 de febrero de 2006

aquel que había muerto...

se dice de the velvet underground que, en cierto sentido, es el grupo más influyente de los últimos cuarenta años, por no decir de toda la historia, no tanto por su por otro lado más bien limitada popularidad ni por la –indiscutible– genialidad de su música, sino más bien porque es supuestamente la banda más mencionada por músicos posteriores como aquella cuya recepción lo llevó a uno a decidirse a precisamente ser músico. hasta qué punto esto sea “verdad” es seguramente imposible de determinar; lo que es “verdad” es que esa es la reputación del grupo y, en cierto modo, es parte de su encanto para quienes lo han descubierto para sí y se han enviciado con él a lo largo de diversas generaciones ya.

por mi parte, yo nunca fui fan de the velvet underground, aunque me gustan mucho, como no podía ser de otro modo dado que soy –o al menos creo ser– una persona medianamente pensante. ahora bien, quizás por eso de que no me matan, nunca fui músico y me temo que ya, en la frontera de los treinta, no voy a serlo tampoco nunca. pero hace poco llegó a mis manos, cortesía de mi siempre alabada revista spex, una canción titulada “heavy metal”, de una banda norteamericana nueva llamada clap your hands say yeah, y cada vez que la escucho (como por ejemplo poco antes de haber empezado a escribir esto) pienso que esa es la música que yo haría si fuera músico, que ese es, por pesado que suene, el futuro del indie, y que a lo mejor veintiocho no son demasiados años como para empezar a aprender a tocar algún instrumento y mandar a la verga todo y declararme, pues sí, músico.

lo que evidentemente no voy a hacer porque veintiocho sí son muchos años como para eso, porque el envejecimiento conlleva una cada vez más marcada dificultad para cambiar radicalmente de carril, y porque además si no he sido músico en veintiocho años supongo que se debe a que, de alguna manera, no tengo precisamente el talento musical de estos jovencillos de clap your hands say yeah.

pero lo cierto es que, escuchando esta canción, uno se vuelve a sentir joven, o más joven para que no se me quejen con toda razón quienes son más viejos que yo, y que gracias a la voz a lo david byrne alucinado del vocalista, acompañada por una batería que literalmente me obliga a levantarme y bailar en mi cuarto (para escarnio de mis vecinos de enfrente, ya que no tengo cortinas en parte por chirez y en gran parte por dejadez), soñar no cuesta nada durante cuatro minutos...

en un universo paralelo, pues, clap your hands say yeah, y no nirvana, ni pixies, ni stereo total, ni los ilegales ni the clash, son mi propio the velvet underground.

con esto ya el asunto del soundtrack está solucionado, creo. otras canciones del cd de la spex del mes pasado que me encantan son “grand machine #12” de electric president, que tiene un texto de ciencia ficción à la the matrix que al joven david bowie le hubiera gustado sin duda escribir, y la absurdamente barroca “heliotrop” de eine oliver twist kooperation, que me recuerda un poco a the mars volta pero sin los excesos a veces magistrales y a veces simplemente masturbatorios de the mars volta.

en cuanto a envejecer, supongo que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, y que hay formas de envejecer mejores que otras. hay películas, por ejemplo, que envejecen muy bien, y que de hecho tienen que ser vistas más de una vez, y con distancia semi-histórica, para que cada vez más subtextos puedan ser apreciados y más cadenas asociativas puedan ser construidas. me parece que es el caso de fight club (1999), por ejemplo, que ya me encantó en su época pero, como el white album de los beatles, significa algo nuevo cada vez que se la ve, y dice cosas trascendentales sobre los noventa que en los noventa todavía no podían ser del todo... hm, no sé, digamos nombradas. comentarios sobre la supuesta crisis de la masculinidad en estados unidos, por ejemplo, o sobre el fin de la new economy, el fin del milenio, el fin de la era de clinton, la paulatina caída hacia el oscurantismo cuasi-fascista de dicha potencia en la actualidad.

otras películas que para mi gusto envejecen muy bien: the birth of a nation (1915 – y esto pese al asqueroso racismo que impregna todo dicho filme), all about eve (1950), jules et jim (1962), apocalypse now (1979), say anything... (1989) y jackie brown (1998), entre muchísimas otras.

películas que envejecen mal: the great dictator (1940), rebel without a cause (1955), weekend (1967), the exorcist (1973), dirty dancing (1987), dead poets society (1989), the matrix (1999), etc.

en especial me tocó ver hace poco, por esto de mi obsesión con textos paranoicos de todo tipo, la clásica blow up (1966) de antonioni, en la que el protagonista (david hemmings), un fotógrafo hedonista del swinging london, cree haber casualmente descubierto una conspiración que lleva a un asesinato y, sin embargo, es incapaz de probar la existencia de dicha conspiración porque lo único en lo que se basa es su propia subjetividad y lo que puede interpretar a partir de fotos borrosas y agrandadas hasta la abstracción de una pareja de comportamiento bastante extraño en un parque.

habiendo leído más de un ensayo sobre esta película, y sabiendo que pese a lo improbable de su argumento y al esteticismo característico de antonioni se trata de un hit que, en usa, marcó a toda una generación de espectadores y, quizás más esencialmente, a una generación de directores de cine, yo esperaba a lo mejor demasiado de the good old blow up. pero lo cierto es que es aburrida hasta el punto de la desesperación, que es pedante como probablemente sólo puede ser una película basada supuestamente en un cuento de cortázar (escritor que me gusta mucho, no vaya a ser que me crucifiquen los boomistas), y que es tan evidentemente sixties, tan concretamente sixties, que me parece que no es una obra que perdura sino una que puede quedar empolvada en algún archivo cinematográfico con todo gusto. no me dice nada, y creo que no le va a decir nada a nadie que haya visto a incontables mujeres desnudas en la pantalla grande (el hecho de que haya un full-frontal que no es tan full fue una de las razones para su éxito en la época), que haya visto mil películas sobre la paranoia que superan con creces a este bodrio intelectualoide, y que no considere que una escena en la que una banda de rock destruye una guitarra eléctrica ante los aplausos de su público sea una novedad (lo que seguro lo era en 1966).

no sé, hasta la normalmente impecable vanessa redgrave está más bien mediocre en esta peli, y la verdad es que lo único que realmente vale la pena es ver a jane birkin, futura musa del más grande chansonnier de todos los tiempos, serge gainsbourg, cuando era joven en un papelucho de nada. lo que va por otro lado bien (el que se trate de un papelucho) con esta profundamente machista película, en la que las mujeres son presentadas más como “objeto” que en cualquier porno que yo haya podido ver... y yo he visto muchísimas porno, a mucha honra.

natural born killers (1994) es otra de esas obras que, en sus tiempos, parecían tan revolucionarias y, al verlas ahora, sólo doce años después, funcionan en el mejor de los casos nada más gracias a la nostalgia, porque están tan dated... y esto no sólo porque la crítica a los medios, por un lado “profética” pero también maniquea, y algo hipócrita dado que stone celebra lo que critica, no tiene mayor relevancia ya en un mundo en el que los extremos a los que han llegado los medios de comunicación con sus reality shows y sus noticieros sensacionalistas ha superado con mucho lo imaginable hace diez años. no sólo por eso, no, sino también porque la estética psicodélica de natural born killers resulta ahora infantil, porque la historia que se cuenta en sí no es ya tan cool, porque las indudables debilidades del guión son cada vez más evidentes, y porque en general el tono de misionero y de auto-proclamada autoridad moral e intelectual de stone francamente molesta.

woody harrelson y juliette lewis, eso sí, siguen siendo igual de encantadores que siempre, y juliette es de todos modos una de esas personas que se dejan ver de vez en cuando nada más pero siempre se roban la película. woody, por su parte, siempre me ha parecido el más creíble de los actores a la hora de interpretar a un hombre enamorado: nunca he visto miradas más obviamente a merced de la persona que se ama que las que nos da él en natural born killers, en the people vs. larry flint (1996) e incluso en la verdaderamente malograda, por no decir completamente patética, indecent proposal (1993)...

como quiera que sea, hay pelis que envejecen bien, otras lo hacen mal. ¿cómo lo hago yo?

y bueno, ese es, por supuesto, el tema de un próximo post, al igual que un montón de otros que creo que tengo, o no, y que he ido acumulando, o no, mientras este blog y sus pocos lectores y sus pocas lectoras se hacen viejos y viejas a punta de tanto esperar a que me digne a actualizar...

en efecto, se acaba el 2005... ¿y modestia aparte no dice nada? el mundo se mete en una especie de guerra sin cuartel insana debida a la indignación estúpida por unas no menos estúpidas caricaturas y al supuesto amor de los gobiernos occidentales por la así llamada “libertad de prensa”, de la que a veces (cuando la cosa es tan “fácil” como en este caso) se acuerdan... ¿y modestia aparte no dice nada? la cretina de angela merkel declara que alemania está dispuesta a irse a la guerra contra el “niño malo” irán, cuyo “crimen” consiste en querer tener energía atómica como cada hijo de vecino, ¿y modestia aparte callada? mierda, incluso salieron hace años las nominaciones al oscar, ¿y yo nada?

así es, señoras y señores, a lo mejor me da el mate para comentar las nominaciones al oscar (¡todos con capote! – lo digo no porque la haya visto sino porque un homenaje al escritor de prosa más cristalina del siglo veinte ya era necesario, y porque, por razones que elucidaré en el futuro próximo, ¡no quiero que gane brokeback mountain!), lo demás veremos. pero mi enmienda ya no de año sino de mes nuevo (marzo llega pronto): voy a actualizar “mucho” más seguido.

for what it’s worth...

chaos pues (and that’s an order).

pd: el nombre clap your hands and say yeah me parece el mejor que pueda tener un grupo o un artista de pop/rock, junto con the yeah yeah yeahs, the the, y naturalmente the who.

pd 2: está de sobra decir que el hecho de que me haya pateado yo mismo en el culo y me haya puesto a escribir estas intrascendencias tiene que ver con que mi pana el sociópata ternura no sólo se ha dignado a actualizar su muy descuidado blog después de cuatro meses de ausencia, sino que incluso haya dicho que este es un espacio que él generalmente “sigue”. del mismo modo que yo sigo el de él... en fin, para que haya algo que mal que bien seguir, aquí fue. un abrazo, brother.

entradas recientes