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23 de diciembre de 2006

post

así se las pongo: por esas cosas de la vida, estoy aplicando para un programa de doctorado en la yoni, sobre el que habrá más que contar si, y sólo si, soy aceptado y decido en consecuencia irme para allá. lo cierto es que, pase lo que pase, uno de los requisitos consiste en, muy comprensiblemente, mandar al menos tres cartas de recomendación de profesores universitarios que lo conozcan a uno y puedan refrendar que uno, pese a todas las apariencias, no es del todo un descerebrado, o al menos no exclusivamente.

en el caso del doctorado que me interesa, el departamento respectivo prefiere que estas cartas vayan acompañadas por un formulario que uno se puede bajar de la red, firmar y mandar al docente de turno para que dicha persona lo llene con los datos necesarios.

ahora bien, lo interesante es que en este formulario a uno le cuentan que, gracias a una ley promulgada en 1974 y pomposamente llamada “family rights and privacy act”, quienes aplican a una cosa como ésta tienen derecho a leer las cartas que los profesores han escrito, así como a ver cómo han llenado el famoso formulario y en general cómo lo han evaluado a uno. eso sí, nos sigue explicando el formulario, uno puede prescindir “voluntariamente” de este derecho, es decir decidir que no quiere saber si lo han descrito a uno como el king o si más bien le han advertido al comité de admisión de la universidad de turno que mejor ni se metan con uno porque uno es igual un caso perdido.

sentado por razones diversas, y no sólo relacionadas a esta aplicación, junto a un profesor que trabaja bastante seguido en estados unidos, y que es historiador especializado en dicho país para más señas, yo me preguntaba que qué significaba todo esto, y él, que es por supuesto una de las personas que están escribiendo una carta para mí, me dijo que le parecía que se trataba de un detalle sin mayor relevancia, una formalidad, una cosa que tenía que ser discutida entre quien aplica y quien escribe la recomendación y nada más. acto seguido me dijo también que él, personalmente, no tendría ningún problema con que yo lea lo que iba a escribir sobre mí, no porque me fuera a pintar como si yo fuera un geniecillo sino porque tampoco tenía nada negativo que mencionar.

así las cosas, y dado que los estados unidos son la democracia más antigua del mundo, una en la que al menos durante un par de siglos los derechos del individuo (siempre y cuando sea blanco, heterosexual y de sexo masculino) supuestamente tenían prioridad, bla bla, así las cosas, decía, decidí que uno quedaba bacansísimo si se negaba a prescindir de sus derechos, con ímpetu de lo más humanista, e hice una cruz, consecuentemente, en el casillero que estaba junto a las palabras “i do not” (o sea, “i do not give up the right of access to this reference letter”).

convencido de estar haciendo lo moral y digamos también administrativamente correcto, pues, le mandé el mismo formulario a otra profesora, una que no vive en hamburgo, con una orgullosa crucecita que indicaba mi explícita insistencia en lo inviolable de mis derechos o algo. pero esta man, que también trabaja en estados unidos de vez en cuando, y probablemente mucho más seguido que el profesor mencionado anteriormente, me envió inmediatamente un mail diciéndome en el tono más urgente posible que, si uno no renuncia al derecho de ver las cartas, uno no tiene ni la menor posibilidad de ser admitido, porque para los manes que deciden estas cosas eso de querer saber lo que se ha escrito sobre uno es o una señal de que las opiniones de los docentes no van a ser sinceras o, aún peor, un peligro para la academia en general, porque uno podría leer algo negativo y demandar al profesor que lo haya escrito por infamia, calumnia, o como esa cuestión se llame. de modo que, según ella, yo no tenía otra que llamar al profesor de la primera carta y decirle que por nada del mundo mande el formulario, sino que espere a que yo le dé uno nuevo y “correctamente” firmado, así como enviarle a ella otro por correo para que todo sea hecho de acuerdo a los procedimientos, digamos.

no es nada espectacular la historia, ya lo sé, y el hecho de haber tenido que renunciar a mis derechos no me ha causado la menor indignación, pero sí me pareció que se trata de un mecanismo interesante, de un aspecto más de cómo la gobernabilidad en sentido foucaultiano funciona en un país tan supuestamente democrático como la yoni. tienes todos los derechos del mundo, obtenidos probablemente después de largas negociaciones e incluso de luchas sociales, pero si realmente te empeñas en aferrarte a tus derechos no tienes el menor chance. no sé, me pareció gracioso que te lo digan, que te cuenten la historia de la ley aquella y te expliquen que eres libre y puedes hacer lo que quieras al respecto, pero que por lo visto todos los que están en la jugada sepan que se trata de una trampa, de un código para protegerse las espaldas y, por qué no, de una pregunta que sirve para eliminar de entrada al par de giles que, como yo, pusieron la cruz en el casillero “equivocado” y no tuvieron la suerte de tener una profesora experimentada que les diga que estaban haciendo la cagada.

una de las preguntas más recurrentes de mi viejo, al menos desde hace un par de años, es “¿cómo domina la clase dominante?”, y aunque el caso que he contado no tiene propiamente que ver ni con la clase dominante ni con la dominación, o al menos no en primera instancia, me pareció que es un poco así como domina la clase dominante: haciendo, por ejemplo, que uno sepa que tiene determinados derechos o que debería poder aspirar a, no sé, llevar una vida “digna” en sociedad, pero también dejándole claro a uno que, con esa mentalidad, uno igual no va a llegar a ningún lado. así que o a darse de codazos, qué codazos, de patada, puñete y gargajo para llegar primerito, o a ser el gargajeado.

pero cómo lo hace, o sea cómo se lo deja a uno claro... eso sí que ya no sé.

el soundtrack, dado que toca ponerse de nuevo este corsé que es la estructura que yo mismo creé, es to the five boroughs (2004) de los beastie boys, un disco imprescindible como a decir verdad todo lo de los beastie boys, probablemente junto a los beatles el único grupo que, en mi siempre modesta opinión, no ha publicado en toda su ya veinteañera carrera ni una canción que no sea excelente y que, por ende, no tenga derecho a existir.

digo, ya que estábamos en lo de los derechos...

este post no se llama “post” por el mero hecho de ser un post, ni tampoco porque me vaya a poner a hablar de la inescrutable björk, sino porque, como sabe la mayoría de los pocos que leen este blog (más bien leían: sí, estoy perfectamente consciente de que tras nueve meses [!] de inexcusable ausencia es un poco iluso pensar que esto va a ser un bestseller), este es el primer post que he escrito después de mi no tan fugaz paso por ecuador hace ya un par de meses.

en efecto, me reencontré con la así llamada patria y, aunque no pienso ni puedo hacer un resumen definitivo de todo lo allí pasado y sentido, sí he de decir que la alienación crónica de la que siempre he sufrido fue, esta vez, por una parte mayor y por otra parte menor que en visitas anteriores. mayor porque habían pasado cuatro años desde la última vez que había estado allí, y sin duda también porque ya no tengo ni 18 ni 21 ni 23 ni 24 años sino, precisamente, casi 30. menor porque me quedé más de dos meses y al final hasta se me hizo difícil (se me hace difícil) volver a adaptarme a esta alemania de días tan cortos y de gobernabilidad tan implacablemente funcional, tan perfeccionada.

así que no hay resumen pero aquí va una nada exhaustiva lista de highlights en plan casi telegráfico y sin ningún orden particular, ni cronológico ni de importancia:

- el haber sido asaltado a mano armada por primera vez por choros extremadamente corteses y éticos que, a pesar de no haberme podido robar más que unos diez dólares, un celular usado y un reloj aniñado, ni me pegaron ni me hicieron un secuestro express sólo for the sake of it.

- el concierto de willie colón en quito, en el que este señor no cantó “el gran varón” en lo que, si yo fuera completamente paranoico y realmente pensara que el mundo gira en torno a mí, podría ser un comentario sobre las circunstancias en las que asistí a ese concierto. y, claro, el dirty dancing posterior en una salsoteca poblada por multitudes de, no sé, probablemente baseruleros.

- las interminables conversaciones y chupas con mi alma semi-gemela holsten, ese individuo que me sube la moral por el simple hecho de ser todavía más depre y pesimista que yo. sobre todo el viaje a canoa, sobre todo el bar del quiteño marco que está convencido de que “hips don’t lie” es una canción alternativa, sobre todo el trayecto en el carro escuchando mil y una veces y a todo volumen la trece del disco de los arctic monkeys...

- la noche que pasé con mi ñaño y su novia aarti, en la que para variar acabamos chupando ridícula pero muy guayaquileñamente en la texaco, porque ya nos habían botado de todo otro lugar.

- mis perfect days de hangin’ on en lo del niño ternura y su novia carla, con él básicamente inválido, ella medio estresada por una edición que estaba haciendo y que tenía que ser hecha rápido, y yo dedicado al arte de estorbar en el apartamento de los manes porque no, qué me iba a ir a pasear por el centro histórico, como si no lo conociera... y al teleférico qué me iba a ir si le tengo fobia a las alturas. pero sin duda un highlight en este contexto fueron también los encuentros de bloggers, en esa casa en la que me sentí tan en casa, en los que estuvieron presentes manolo sarmiento (un gran conversador), el ya mencionado niño ternura (una enciclopedia de los medios de comunicación) y un servidor, y que no eran encuentros de bloggers sino reuniones de panas.

- iván mora manzano en su nuevo rol de padre, sus cortos, así como su energía y su optimismo que estuvieron a punto, pero sólo a punto, de contagiarme...

- la fascinación de joke, un alemancito de 22 años de quien a holsten y a mí, por razones digamos familiares, no nos quedó más que hacernos panas, y borracho inveterado para más inri, al ver, camino a la playa, un burro o un chancho... su primera vez en el tercer mundo, pues.

- ver a bajo tierra reunida, o sea a mi pana francisco y sus y parcialmente también mis panas luis alonso, rafa, jairo y christian tocando “animal” de pearl jam en una fiesta privada, o sea la misma canción que tocaron la primera vez que los vi allá por el año 93.

- la campaña electoral y la euforia desatada por ese algo impredecible supuesto izquierdista que es el presidente electo. en especial me dio un escalofrío cuando, para cerrar su participación en un debate, empezó a hablar en castellano para, sin avisar, cambiar al quichua y acabar de nuevo en castellano con un “hasta la victoria siempre” que el para fortuna de nosotros desafortunado “presidente agricultor” le intentó copiar en debates posteriores.

- el hecho de que las reuniones familiares me produzcan menos ansiedad que antes, aunque creo seguir siendo un tipo totalmente inadecuado para ese tipo de eventos. sobre todo escuchar mil veces las mismas historias de los, desgraciadamente, cada vez algo más seniles abuelos que me quedan (unos más seniles que otros, claro), o sea por suerte todavía los cuatro.

- tirarme a bacán una noche en quito explicándole a la gente el secreto de la letra de la canción “ana” de los pixies...

- quevedo. quevedo es un highlight de por sí.

- la ceremonia de clausura del festival cero latitud, en la que la peli ecuatoriana qué tan lejos arrasó y se llevó un montón de premios y parecía michael jackson en la entrega de los grammy de 1984. la fiesta posterior, también, pese a lo cara que estaba la cerveza.

- mis viejos, por supuesto, un tema sobre el que aquí no me pienso explayar. todos y cada uno de los momentos con los manes, incluyendo las bastante frecuentes peleas o peleítas que nos pegamos y que, supongo, se deben a que, al fin y al cabo, constituimos de todos modos una familia funcional.

- escuchar a los pixies en el heineken una noche, horas antes de que me asaltaran. here comes your man.

bla bla.

esto ya parece la santa biblia por la longitud, así que corto. ¿de nuevo dando guerra? modestia aparte is back así que nada pues, chaos (and that’s and order).

pd: y “feliz” navidad, claro.

2 de marzo de 2006

beautiful freak

en algún momento de mi adolescencia, o de mi pre-, a mi viejo se le ocurrió una teoría casi incontestable: si uruguay fue una potencia futbolística a pricipios del siglo veinte, durante toda la primera mitad, y luego espectacularmente dejó de serlo, esa caída se debió a los por todos conocidos problemas sociales y políticos en el uruguay de los sesenta, a la decadencia de la cultura “democrática”, a la autoridad brutal que, sin duda, y para mayor penuria de los ciudadanos y de las ciudadanas uruguayas de la época, se impuso en dicho país. en plan de comparar la decadencia de una cultura futbolística con la decadencia más o menos evidente de todo un país, que pasó en menos de un siglo de ser una especie de tierra prometida a ser una basura tercermundista más, como todas. como todas las que somos.

a ser un ecuador más, por ejemplo, un país que importa nada más en el grado en el que sus acciones afectan a las supuestas “potencias” vecinas, que no son potencias ni por ahí pero que a veces efectivamente se lo creen... aunque, para volver al caso del uruguay, con brasil y argentina al lado, mucho más con fundamento que nuestras por sí mismas (y, tristemente, a veces por los ecuatorianos y las ecuatorianas) así llamadas “potencias” vecinas.

la teoría de mi viejo es interesante, aunque me parece que, empíricamente, es insostenible.

no explica por ejemplo por qué, cuando el brasil también cayó en la barbarie, desde el 1964, a más tardar, siguió podiendo seguir bastante soberanamente (muy a mi pesar) ser cada vez que se daba la oportunidad campeón del mundo, no sólo en el 1970 (o sea, en medio de la dictadura), sino también mucho después, en los noventas, cuando la teoría implica que aquí hubo una destrucción casi sistemática de generaciones de deportistas por culpa de políticas equivocadas y del bestialismo de las dictaduras (bajo las cuales estaban por cierto los campeones no sólo brasileros de 1970, sino también los italianos de 1934 y los argentinos de 1978).

uruguay parece haberse retirado, en efecto, desde hace ya décadas, del plano futbolístico mundial respetable. hasta qué punto tenga esto que ver con su historia política, social, económica, es una cosa que se puede plantear así, jaliscamente, como alguna vez la planteó mi viejo, pero que no parece tener mayor peso en el análisis histórico final (pese a ese gol del gran ecuatoriano del nacional... ¿jiménez?, de 1989, que fue pasado en la tele ecuatoriana tantas veces como el choque de los aviones del once de septiembre en la televisión mundial, o casi tantas como en las que se repite la por otro lado bastante estúpida historia de abdón calderón en las escuelas del ecuador).

ahora bien, y por otro lado, o acaso por el mismo lado, no me queda más que reconocer que lo jalisco y provocador lo saqué de mi viejo, y que esa actitud es la mía. será el dna. que de él aprendí a plantear tesis que, si a lo mejor en última instancia son insostenibles, son de todos modos inspiradoras y desafían a todo aquel que se quiera meter con elllas a que ya pues... se meta con ellas. demuestren, pues, que la historia del fútbol y de la política mundial no pueden ser equiparadas así, uno a uno. yo estoy seguro de que mi viejo opinaba lo que opinaba con el mismo rebuscado y escondido sarcasmo con el que yo lo estoy describiendo ahora, entre otras cosas porque lo hacía cuando alemania llegó a campeón mundial en 1990.

y que alemania luego se cayó como el uruguay (aunque esto no lo podía saber mi viejo, por más sabio que sea/haya sido).

o sea, que alemania gane en 1990 sigue siendo una cosa muy conforme con la historia mundial, claro. casi que demasiado conforme. deutschland, deutschland über alles (y eso no fue necesariamente bueno para alemania, pero sí para el recrudecimiento del nacionalismo alemán).

tenemos también fenómenos absurdos como los ingleses ganando por un gol robado en 1966... ahí no hay explicación histórica. a menos que el árbitro haya sido neo y haya podido ver más allá de la matrix y haya sabido más...

tenemos también a la alemania de hoy, del 2006, perdiendo vergonzosamente 4-1 contra italia (este partido incomprensible es el que me lleva a escribir ahora) en un partido amistoso en que si los italianos, a quienes algunos lectores de este blog odian, y quienes en todo caso no son precisamente conocidos por salir a golear, dominaron al penoso equipo alemán todo el tiempo y eso. era como si lo llevaran de la correa. cuando se acostaban a descansar, los italianos, los alemanes lograban medio llegar cerca del área contraria. en una de esas hasta metieron un gol.

pero es que era evidente que los italianos dominaban tanto que, en el momento en el que se levantaban, le metían literalmente miedo a los alemanes.

y yo me preguntaba todo el tiempo... ¿por qué? alemania es tricampeón, es el país anfitrión del mundial. es uno que debería ir de igual a igual...

pero no es así. desde hace más de cinco años, los alemanes no le han logrado ni empatar a un equipo “grande”: brasil, argentina, holanda, francia, inglaterra, italia, la república checa... dejémonos de devaluar.

en efecto, cuando uno vive en alemania uno tiene todo el tiempo la cantaleta de que el equipo de alemania no es un “grande” (pese a sus tres campeonatos). pero por otro lado se consideran, claro, favoritos en el mundial.

y yo no es que no quiera compadecerme de los alemancitos, que la verdad es que jugando como jugaron hoy no merecen llegar ni a octavos de finales. es sólo que me pregunto, aplicando la teoría de mi viejo, ¿qué pasó? reunificación, como se le llamó a la anexión, y todo bien... y después una caída impresionante (aunque en las olimpiadas de invierno los alemanes acaban de salir muy bien parados)...

¿es esa la historia que se está produciendo ante nuestros ojos?

no lo creo: yo creo que más bien esto del fútbol no puede ser comparado con lo demás, así de uno a uno. aunque sin duda se pueden armar paralelos interesantes. y que muy interesante sería armarlos.

en todo caso, hoy me cabreó mucho que alemania perdiera 4 a 1 conta italia, y que obviamente todo el aparato periodístico alemán criticara al equipo alemán, pero que inmediatamente después pasaran imágenes de un partido en el que ecuador, país de nada en cosas de fútbol (y no sólo en cosas de esas) le saca un casi glorioso 0:1 a holanda, perdiendo, claro, pero en todo caso perdiendo sólo por uno a cero, y esto en holanda, y que los periodistas comentaran que es que es lógico porque ecuador es un equipo de nada (en lo que parcialmente tienen razón), pero que a nadie se le hubiera ocurrido decir que a lo mejor el equipo alemán tendría que tener un poco más de cuidado porque la verdad es que holanda es todavía más favorito que los italianos...

soundtrack: un disco de éxitos diversos de johnny cash que me compré de puro imbécil después de ver walk the line, que comentaré en el siguiente post. johnny cashito, después de ser nirvanito, pues...

a mí esto del fútbol no me va, pero no he escrito lo que he escrito para recibir los comentarios tan añorados por holsten. es sólo que vi estos partidos y me cabreé, por esta posición tan obviamente neo-colonial de los comentadores. pero qué se puede esperar de comentadores de fútbol, claro, que en todos los países son más bien imbéciles... si no, no serían comentadores de fútbol....

una teoría del fútbol sería, por otro lado, interesante. que yo sepa, nadie se ha lanzado a elaborarla así, en serio, fuera de las cosas que se dicen en familia, o que dice galeano en sus libros un poco sentimentales que no pueden ser considerados como teóricos...

pero con la presentación de alemania de hoy casi que dan ganas de decir que a lo mejor de verdad llegamos a octavos de final, los ecuatorianos. están remalos de verdad, los alemanes, a lo mejor llegamos...

sin palabras, al igual que cualquier futbolista o que cualquiera que quiera analizar el fútbol sin irrespetarlo...

chaos (and that`s an order).

pd: no soy tan bruto como creen, la próxima no tiene nada que ver con el fútbol.

pd 2: beautiful freak, that's me. por lo menos por lo de beautiful.

24 de febrero de 2006

aquel que había muerto...

se dice de the velvet underground que, en cierto sentido, es el grupo más influyente de los últimos cuarenta años, por no decir de toda la historia, no tanto por su por otro lado más bien limitada popularidad ni por la –indiscutible– genialidad de su música, sino más bien porque es supuestamente la banda más mencionada por músicos posteriores como aquella cuya recepción lo llevó a uno a decidirse a precisamente ser músico. hasta qué punto esto sea “verdad” es seguramente imposible de determinar; lo que es “verdad” es que esa es la reputación del grupo y, en cierto modo, es parte de su encanto para quienes lo han descubierto para sí y se han enviciado con él a lo largo de diversas generaciones ya.

por mi parte, yo nunca fui fan de the velvet underground, aunque me gustan mucho, como no podía ser de otro modo dado que soy –o al menos creo ser– una persona medianamente pensante. ahora bien, quizás por eso de que no me matan, nunca fui músico y me temo que ya, en la frontera de los treinta, no voy a serlo tampoco nunca. pero hace poco llegó a mis manos, cortesía de mi siempre alabada revista spex, una canción titulada “heavy metal”, de una banda norteamericana nueva llamada clap your hands say yeah, y cada vez que la escucho (como por ejemplo poco antes de haber empezado a escribir esto) pienso que esa es la música que yo haría si fuera músico, que ese es, por pesado que suene, el futuro del indie, y que a lo mejor veintiocho no son demasiados años como para empezar a aprender a tocar algún instrumento y mandar a la verga todo y declararme, pues sí, músico.

lo que evidentemente no voy a hacer porque veintiocho sí son muchos años como para eso, porque el envejecimiento conlleva una cada vez más marcada dificultad para cambiar radicalmente de carril, y porque además si no he sido músico en veintiocho años supongo que se debe a que, de alguna manera, no tengo precisamente el talento musical de estos jovencillos de clap your hands say yeah.

pero lo cierto es que, escuchando esta canción, uno se vuelve a sentir joven, o más joven para que no se me quejen con toda razón quienes son más viejos que yo, y que gracias a la voz a lo david byrne alucinado del vocalista, acompañada por una batería que literalmente me obliga a levantarme y bailar en mi cuarto (para escarnio de mis vecinos de enfrente, ya que no tengo cortinas en parte por chirez y en gran parte por dejadez), soñar no cuesta nada durante cuatro minutos...

en un universo paralelo, pues, clap your hands say yeah, y no nirvana, ni pixies, ni stereo total, ni los ilegales ni the clash, son mi propio the velvet underground.

con esto ya el asunto del soundtrack está solucionado, creo. otras canciones del cd de la spex del mes pasado que me encantan son “grand machine #12” de electric president, que tiene un texto de ciencia ficción à la the matrix que al joven david bowie le hubiera gustado sin duda escribir, y la absurdamente barroca “heliotrop” de eine oliver twist kooperation, que me recuerda un poco a the mars volta pero sin los excesos a veces magistrales y a veces simplemente masturbatorios de the mars volta.

en cuanto a envejecer, supongo que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, y que hay formas de envejecer mejores que otras. hay películas, por ejemplo, que envejecen muy bien, y que de hecho tienen que ser vistas más de una vez, y con distancia semi-histórica, para que cada vez más subtextos puedan ser apreciados y más cadenas asociativas puedan ser construidas. me parece que es el caso de fight club (1999), por ejemplo, que ya me encantó en su época pero, como el white album de los beatles, significa algo nuevo cada vez que se la ve, y dice cosas trascendentales sobre los noventa que en los noventa todavía no podían ser del todo... hm, no sé, digamos nombradas. comentarios sobre la supuesta crisis de la masculinidad en estados unidos, por ejemplo, o sobre el fin de la new economy, el fin del milenio, el fin de la era de clinton, la paulatina caída hacia el oscurantismo cuasi-fascista de dicha potencia en la actualidad.

otras películas que para mi gusto envejecen muy bien: the birth of a nation (1915 – y esto pese al asqueroso racismo que impregna todo dicho filme), all about eve (1950), jules et jim (1962), apocalypse now (1979), say anything... (1989) y jackie brown (1998), entre muchísimas otras.

películas que envejecen mal: the great dictator (1940), rebel without a cause (1955), weekend (1967), the exorcist (1973), dirty dancing (1987), dead poets society (1989), the matrix (1999), etc.

en especial me tocó ver hace poco, por esto de mi obsesión con textos paranoicos de todo tipo, la clásica blow up (1966) de antonioni, en la que el protagonista (david hemmings), un fotógrafo hedonista del swinging london, cree haber casualmente descubierto una conspiración que lleva a un asesinato y, sin embargo, es incapaz de probar la existencia de dicha conspiración porque lo único en lo que se basa es su propia subjetividad y lo que puede interpretar a partir de fotos borrosas y agrandadas hasta la abstracción de una pareja de comportamiento bastante extraño en un parque.

habiendo leído más de un ensayo sobre esta película, y sabiendo que pese a lo improbable de su argumento y al esteticismo característico de antonioni se trata de un hit que, en usa, marcó a toda una generación de espectadores y, quizás más esencialmente, a una generación de directores de cine, yo esperaba a lo mejor demasiado de the good old blow up. pero lo cierto es que es aburrida hasta el punto de la desesperación, que es pedante como probablemente sólo puede ser una película basada supuestamente en un cuento de cortázar (escritor que me gusta mucho, no vaya a ser que me crucifiquen los boomistas), y que es tan evidentemente sixties, tan concretamente sixties, que me parece que no es una obra que perdura sino una que puede quedar empolvada en algún archivo cinematográfico con todo gusto. no me dice nada, y creo que no le va a decir nada a nadie que haya visto a incontables mujeres desnudas en la pantalla grande (el hecho de que haya un full-frontal que no es tan full fue una de las razones para su éxito en la época), que haya visto mil películas sobre la paranoia que superan con creces a este bodrio intelectualoide, y que no considere que una escena en la que una banda de rock destruye una guitarra eléctrica ante los aplausos de su público sea una novedad (lo que seguro lo era en 1966).

no sé, hasta la normalmente impecable vanessa redgrave está más bien mediocre en esta peli, y la verdad es que lo único que realmente vale la pena es ver a jane birkin, futura musa del más grande chansonnier de todos los tiempos, serge gainsbourg, cuando era joven en un papelucho de nada. lo que va por otro lado bien (el que se trate de un papelucho) con esta profundamente machista película, en la que las mujeres son presentadas más como “objeto” que en cualquier porno que yo haya podido ver... y yo he visto muchísimas porno, a mucha honra.

natural born killers (1994) es otra de esas obras que, en sus tiempos, parecían tan revolucionarias y, al verlas ahora, sólo doce años después, funcionan en el mejor de los casos nada más gracias a la nostalgia, porque están tan dated... y esto no sólo porque la crítica a los medios, por un lado “profética” pero también maniquea, y algo hipócrita dado que stone celebra lo que critica, no tiene mayor relevancia ya en un mundo en el que los extremos a los que han llegado los medios de comunicación con sus reality shows y sus noticieros sensacionalistas ha superado con mucho lo imaginable hace diez años. no sólo por eso, no, sino también porque la estética psicodélica de natural born killers resulta ahora infantil, porque la historia que se cuenta en sí no es ya tan cool, porque las indudables debilidades del guión son cada vez más evidentes, y porque en general el tono de misionero y de auto-proclamada autoridad moral e intelectual de stone francamente molesta.

woody harrelson y juliette lewis, eso sí, siguen siendo igual de encantadores que siempre, y juliette es de todos modos una de esas personas que se dejan ver de vez en cuando nada más pero siempre se roban la película. woody, por su parte, siempre me ha parecido el más creíble de los actores a la hora de interpretar a un hombre enamorado: nunca he visto miradas más obviamente a merced de la persona que se ama que las que nos da él en natural born killers, en the people vs. larry flint (1996) e incluso en la verdaderamente malograda, por no decir completamente patética, indecent proposal (1993)...

como quiera que sea, hay pelis que envejecen bien, otras lo hacen mal. ¿cómo lo hago yo?

y bueno, ese es, por supuesto, el tema de un próximo post, al igual que un montón de otros que creo que tengo, o no, y que he ido acumulando, o no, mientras este blog y sus pocos lectores y sus pocas lectoras se hacen viejos y viejas a punta de tanto esperar a que me digne a actualizar...

en efecto, se acaba el 2005... ¿y modestia aparte no dice nada? el mundo se mete en una especie de guerra sin cuartel insana debida a la indignación estúpida por unas no menos estúpidas caricaturas y al supuesto amor de los gobiernos occidentales por la así llamada “libertad de prensa”, de la que a veces (cuando la cosa es tan “fácil” como en este caso) se acuerdan... ¿y modestia aparte no dice nada? la cretina de angela merkel declara que alemania está dispuesta a irse a la guerra contra el “niño malo” irán, cuyo “crimen” consiste en querer tener energía atómica como cada hijo de vecino, ¿y modestia aparte callada? mierda, incluso salieron hace años las nominaciones al oscar, ¿y yo nada?

así es, señoras y señores, a lo mejor me da el mate para comentar las nominaciones al oscar (¡todos con capote! – lo digo no porque la haya visto sino porque un homenaje al escritor de prosa más cristalina del siglo veinte ya era necesario, y porque, por razones que elucidaré en el futuro próximo, ¡no quiero que gane brokeback mountain!), lo demás veremos. pero mi enmienda ya no de año sino de mes nuevo (marzo llega pronto): voy a actualizar “mucho” más seguido.

for what it’s worth...

chaos pues (and that’s an order).

pd: el nombre clap your hands and say yeah me parece el mejor que pueda tener un grupo o un artista de pop/rock, junto con the yeah yeah yeahs, the the, y naturalmente the who.

pd 2: está de sobra decir que el hecho de que me haya pateado yo mismo en el culo y me haya puesto a escribir estas intrascendencias tiene que ver con que mi pana el sociópata ternura no sólo se ha dignado a actualizar su muy descuidado blog después de cuatro meses de ausencia, sino que incluso haya dicho que este es un espacio que él generalmente “sigue”. del mismo modo que yo sigo el de él... en fin, para que haya algo que mal que bien seguir, aquí fue. un abrazo, brother.

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