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22 de septiembre de 2005

... que cuando llega ya se ha ido...

por más que mi popularidad por lo visto desciende aún más vertiginosamente que la del inefable george w., al menos a juzgar por la cantidad de comentarios (qué va a decir holsten, man), voy a esforzarme por escribir un par de palabras medianamente pensantes y retomar esta república inconstante de absurdistán a la que se le puede llamar también mi blog. y no puedo menos que empezar diciendo que sí, que ha pasado un montón de tiempo, y que esto de no escribir regularmente en un espacio tan... ¿precario? como el de un servidor se convierte en un círculo vicioso, en plan de que mientras más tiempo pasa sin que uno actualice menos ganas tiene uno de actualizar, a pesar de tener uno una lista mental de temas posibles que se hace cada vez menos fácil de administrar así... en la mente.

pero es que, por un lado, he tenido bastante que hacer para movidas diversas que no tienen nada que ver con estas páginas y, por otro, como dijo la profecía de antes, la presencia del ya mil veces mentado pascal en mi casa me distrae: siempre que hay que decidirse entre escribir algo para modestia aparte o ver una peli/bajar a tomar una cerveza gana el hedonismo, que no el exhibicionismo. el cual es, como todo el mundo sabe, una actitud que a mí igual no me va para nada, digan lo que digan algunos que igual no tienen idea.

para colmo de males, hay algo que me ha desconcentrado más de la cuenta durante la última semana. y no me refiero a esa parodia de democracia alemana, de la que supongo que ya está enterada mal que bien la gente de todos los países, en la que los dos candidatos principales al puesto de canciller simplemente se niegan a aceptar que, ambos, perdieron, y que la verdad es que lo único bueno que podrían hacer es abandonar la política de una vez por todas (como ha hecho justo hoy joschka fischer, el ministro de exteriores, en una jugada que más que honrosa es inteligente, a su manera [a la manera de él, oportunista clásico], porque el gran joschka [todavía el político más popular en este país] espera obtener dentro de poco un alto puesto en la burocracia de la comunidad europea).

efectivamente, los resultados de las elecciones al bundestag del domingo son el equivalente alemán, “estable” y tan supuestamente civilizado, del ya tan popular “que los maten a todos” de las explosiones de furia latinoamericanas de los últimos años. la socialdemocracia pierde casi cinco puntos en comparación con el 2002, cuando sacó un porcentaje considerado ya en ese entonces como catastrófico y que le permitió permanecer en el gobierno con una mayoría basada en miserables 6.000 votos, que en un país donde más de sesenta millones de personas están empadronadas son sinónimo de nada. la democracia cristiana, por su parte, ha conseguido lo impensable: perder votos en comparación con el 2002 y acabar con uno de los tres peores resultados electorales de su historia después de haber tenido, hasta hace pocas semanas, la posibilidad real de ganar la mayoría absoluta. los verdes y los liberales son igual de intrascendentes que antes, quintas ruedas del coche, y los únicos que han realmente ganado son los así llamados “izquierdistas” (que de eso no tienen nada), un partido ad hoc creado por los ex-stalinistas del este y por un puñado de socialdemócratas desencantados y enemigos de schröder del oeste.

en qué acabará todo esto es difícil de predecir, pero no me extrañaría que haya que volver a convocar a elecciones. por lo pronto, el circo de todos estos hijos de perra perdedores que quieren convencer a la gente de que ganaron cuando es demasiado evidente que perdieron es tan patético que ni divertido es.

pero, como decía, no es esta tonta historia la que me ha tenido alejado de la pantalla, sino más bien la nueva novela de bret easton ellis, lunar park, que por fin me decidí a comprar después de un mes de esperar que algún alma caritativa me la regale, y que acabo de terminar de leer hace menos de una hora. me cuesta creerlo, porque después de glamorama yo creía que no había cómo escribir un libro todavía más brillante, pero bret easton ellis se ha superado a sí mismo y, no menos increíblemente, se ha convertido, a sus 41 años, en un “adulto”.

digo que me parece increíble por lo demasiado bien lograda que esta conversión ha acabado siendo, aunque era predecible: el debut de éste mi autor favorito (junto con don delillo, aclaro una vez más, como en otro post), less than zero, es una novela adolescente, llena del angst existencial y de la desolación propias de una juventud demasiado adinerada; the rules of attraction, la segunda novela del man, en cambio, es un retrato agridulce de la vida superficial e indistinta de niños y niñas de la burguesía en un college de elite estadounidense. american psycho, la tercera obra de ellis, y con diferencia la más famosa, es un alegato estremecedor en contra de la (a)moral yuppie de los años de reagan, pero al mismo tiempo una historia de lo que es el mundo laboral en un ambiente en el que no propiamente se trabaja, sino que sólo se hace dinero a punta de vampirismo económico, como es arguably el de wall street. the informers, un libro al que algunos llaman novela y otros colección de relatos, es un poco un retorno a las raíces (bret easton ellis asegura que básicamente lo escribió antes que less than zero, pero yo no le creo del todo, porque el desarrollo de su virtuosismo estilístico es demasiado obvio): tiene lugar en l.a. y no en la costa este de estados unidos, nos enfrenta mayoritariamente a historias de jóvenes muy jóvenes (y, una vez más, millonarios) dedicados a consumir y a vivir sus pseudo-vidas intercambiables, abandona el tono satírico de american psycho y, en parte, de the rules of attraction, para decantarse por uno más serio, reminiscente del de less than zero, etc.

y luego viene glamorama, esa novela de la que alguien escribió que uno de los mayores placeres al leerla es intentar imaginar cómo van a interpretarla las personas que la analicen en unos cincuenta años, esa novela magistral que es un relato de los fracasados, o no (quien quiera claridad no la va a tener ni leyéndola, porque lo único que queda claro al final de glamorama es que nada está claro), esfuerzos de victor ward por madurar, “abrir los ojos” (esa imagen es uno de los muchos leitmotifs de ese mamotreto de casi 500 páginas), aceptar que hay un mundo más allá de él y de su juventud y de su dinero y de su belleza física.

y ahora llega lunar park con un par de rupturas impresionantes: el personaje principal se llama, muy a lo houellebecq, nada menos que... bret easton ellis. todo el universo ellisiano anterior, poblado de siempre los mismos, y siempre aterradoramente similares, personajes, es relegado al mundo de la ficción dentro de la ficción. porque lunar park empieza nada menos que con una especie de autobiografía ficticia en la que se nos cuenta, en primera persona, la historia de un novelista que se hizo famoso demasiado pronto, y demasiado de golpe, con un libro llamado less than zero; que protagonizó la polémica literaria más importante de los últimos veinte años en usa con los avatares relativos a la publicación de american psycho; que tiene como mejor amigo nada menos que a jay mcinerney (otro escritor buenísimo que, en la “realidad”, es el mejor amigo de ellis); que siente, muy egocéntricamente, que su existencia es especialmente trágica porque tiene que vivir bajo el “peso” de ser el más importante escritor norteamericano de su generación; etc.

pero, casi imperceptiblemente, este antipático comienzo se va convirtiendo, poco a poco, en una novela sobre una familia, en la que (por primera vez en la obra de ellis) niños desempeñan un papel crucial, para luego, poco a poco, transformarse en un thriller que desciende hasta los más “baratos” niveles de las novelas de terror de, digamos, stephen king, con monstruos incomprensibles y todo, y acabar siendo una reflexión sobre asumir responsabilidades, revivir al padre que se mató metafóricamente durante la juventud, aceptar que, a partir de un determinado momento, uno es una versión más de ese padre atávico, que se niega a irse, a dejarse matar.

no cuento más, mucho menos el final, para que mi pana el sociópata no me vuelva a criticar (con toda razón), como en su comment a mi post anterior, por revelar demasiado a la hora de comentar, como hice (mea culpa, todos estamos... ¿creciendo?) con mi crítica de la película crónicas, y sobre todo porque en este caso (a diferencia de en crónicas, donde me parece que está más o menos claro hacia dónde la historia se dirige, y de la que diría que no es realmente un thriller sino un psicograma [¿existe esa palabra?]) es un placer indescriptible ver a dónde nos está llevando este man de ellis, a qué oscuras profundidades de su mente perversa y genial.

lo que puedo contar, por si alguno de los pocos lectores es fan, es que la autorreferencialidad de bret easton ellis sigue ahí, y que por eso ese escape de su universo particular no es un escape sino una expansión: uno de los personajes de lunar park se disfraza de patrick bateman, el psicópata de american psycho; las oraciones “deal with it”, “rock and roll”, “people are afraid to merge”, “you have potential” y –sin duda la más famosa de todas las que ha escrito este autor– “disappear here” aparecen prominentemente en el texto, a veces más de una vez; el equipo de filmación surrealista que acompañaba a victor en glamorama es ahora una entidad misteriosa llamada “the writer” que acompaña al... escritor (al personaje principal, bret easton ellis... me estoy haciendo bolas); y otro poco de ejemplos que considero ocioso enumerar...

un festín para los enfermos de bret easton ellis, en otras palabras, así como la experiencia estética más satisfactoria que he tenido desde que leí, digamos, mao ii, de don delillo, hace unos tres años.

el soundtrack, por si a alguien le interesa dicho tema, es el room on fire de the strokes, un grupo que por más berreado que sea a mí me parece buenísimo, entre otras cosas porque el cantante, julian casablancas, tiene ya, a su corta edad, una voz y una figura de alcohólico que no sólo lo hacen simpático sino, según yo, todavía no tan adulto como bret, también interesante...

y sólo para escribir algo más, pese a que ya me parece que estoy exagerando con la longitud, someto a votación el tema de mi próximo post. me contagió, creo, esto de la euforia propia de las elecciones en alemania. los candidatos: a) tres tesis sobre soda stereo (?), b) mi barrio marginal, y lo que éste representa en la curva en picado que es mi existencia y c) comentarios sobre las tres peores películas que he visto este año. a quien quiera le ofrezco también mis opiniones sobre las visitas al dentista, así en general...

ya pues, sé que el nivel de participación en estos comicios será risible, pero qué le vamos a hacer con la “cultura democrática” del mundo actual... message in a bottle.

chaos (and that’s an order).

pd: por cierto que, por lo que veo en la red, a la mayoría de los críticos lunar park le parece una basura. pero eso siempre es así, con los libros de este man. perros de pavlov, para mí, estos críticos que no reconocen la calidad. e igual a mí siempre me ha gustado, también por falta de opciones, estar en minoría...

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