hard to handle
de cuando en cuando, alemania sigue sorprendiéndome, pese a que llevo ya más de diez años aquí. y no me refiero sólo a los momentos en los que su selección nacional de fútbol le tapa la boca a los escépticos (entre ellos yo) y demuestra que es un peso pesado, como en el mundial del año pasado, ni tampoco a la manera como su gobierno, durante la época de schröder, y más concretamente en el contexto de las diferencias relativas a la intervención militar en irak, supo posicionarse en el imaginario colectivo más o menos mainstream como ferviente promotor de la paz en el mundo pese a que justo dicho gobierno se encargó de enviar tropas no a una sino a tres guerras (kosovo, macedonia y afganistán) en una bastante importante fisura de lo que en sus tiempos fuera el status quo post segunda guerra mundial.
no me refiero de ninguna manera a que sea un país cuyas películas estén en capacidad de ganar el oscar a la mejor película en lengua extranjera, siempre y cuando traten al menos tangencialmente del tercer reich o, como en el caso de das leben der anderen, de esa otra dictadura de muy diferente signo pero igualmente demonizada, al menos en este país, o sea la a estas alturas y a punta de tanto bashing triunfalista occidental casi incomprensible rda. a decir verdad, ni siquiera me sorprende el que en su discurso de agradecimiento durante los oscars, el director de dicha película, florian henckel von donnersmark, haya hecho –penosamente– público su agradecimiento a... ¡arnold schwarzenegger! quien es un compatriota suyo, al menos en el esquema mental pangermano aparentemente, y por suerte, enterrado para siempre en el basurero de la historia, si bien quizás no del todo en el de este tan aristocrático cineasta.
lo que realmente me sorprende es más bien el grado de conservadurismo de buena parte de la clase política de este país, que deriva en debates bizantinos a primera vista indignos de un país desarrollado, y que no por ser considerados inútiles por la mayor parte de la población dejan de paralizar hasta cierto punto el quehacer cotidiano del gobierno de turno.
uno de los temas recurrentes de la prensa política seria, y de la no seria, de alemania es, desde hace como un mes, la cuestión de si el estado debe concederle un indulto a christian klar, ex miembro de la rote armee fraktion (fracción ejército rojo), aquel grupo guerrillero urbano izquierdista que tuvo a la opinión pública alemana en vilo durante los setentas, especialmente, y que después de más de década y media de cada vez más patética inactividad e inefectualidad, así como de cada vez más evidente obsolescencia, se autodisolvió en 1998.
pues bien, el caso es que el tal christian klar, quien participó activamente en más de una “ejecución” o de un “asesinato” resultantes de la lucha armada de aquellos tiempos, lleva 25 años en la cárcel, y en este país ni siquiera los asesinos comunes suelen cumplir más años de condena, incluso si (como klar) fueron originalmente sentenciados a cadena perpetua, porque al fin y al cabo el objetivo de todos los esfuerzos del sistema judicial y penitenciario es supuestamente no tanto el castigo y, mucho menos, la venganza, sino más bien la rehabilitación de los individuos, bla bla.
ahora bien, klar no es un asesino común, y es por eso que su petición de indulto, que debe ser aprobada o denegada por el presidente, horst köhler, se ha convertido en un asunto político en el que se inmiscuyen los líderes de los partidos conservadores y, un poco más inesperadamente, los liberales – aunque hay que decir que las víctimas más prominentes de las acciones de la rote armee fraktion pertenecían más bien al espectro de dicho último partido mencionado, por lo cual la oposición es comprensible.
lo que pasa es que no por comprensible es justificable que se le niegue la posibilidad de reinserción en la sociedad a una persona que evidentemente no representa peligro real para nadie, y esto desde hace mucho, porque los tiempos de la lucha armada en alemania pertenecen, por lo menos en este momento, muy claramente al pasado, y porque incluso si klar fuera tan idiota como para querer volver a cometer los errores sin duda idiotas, valga la redundancia, de su sin duda violenta juventud, encontraría ahora a todavía menos gente dispuesta a seguirlo o a acompañarlo. a este man ya la vida le demostró que el camino de la así llamada “guerra de seis contra sesenta millones” (heinrich böll) era un callejón sin salida, por muy respetables que hayan sido, en su contexto, ciertas premisas analíticas a partir de las cuales, después de años de distorsión sectaria y de paranoia reforzada por la represión estatal y por el estado del mundo en los setentas, se llegó a la perversión del terror individual. a este man ya hace tiempo lo quebraron y, por así decirlo, su tiempo ya pasó... de hecho, para todos los efectos había ya pasado en los días de su militancia política. a este man podrían dejarlo libre como a cada hijo de vecino inofensivo, o incluso muchísimo menos inofensivo que él, “asesino” efectivamente nada común y más bien prisionero de guerra o de conciencia a quien ya simplemente no tiene sentido mantener en la cárcel.
pero ahí va klar y comete la estupidez, o ejerce su derecho a la libertad de expresión, o ambas cosas, y mientras los políticos de los partidos de derecha exigen que por lo menos pida perdón y haga un mea culpa antes de salir libre (como si eso sirviera de algo), o que garantice que no va a salir en televisión contando su historia (como si no tuviera derecho a hacerlo, o como si dicha tematización de su historia no fuera necesaria), él va y le manda saludos por escrito a una conferencia de grupos “revolucionarios”, más bien socialdemócratas de izquierda, en la que habla del “imperialismo” europeo dedicado a la “repartición de las ganancias” y de los mercados, así como de la “inspiración” que supuestamente es américa latina para todos los que creen que “un mundo diferente es posible”, uno en el que “la derrota de los planes del capital” está por llegar, etc.
nada demasiado especial, nada demasiado radical ni particularmente polémico, oraciones escritas un poco en el argot izquierdista alemán y parcialmente internacional de los setentas/ochentas, pero sin un ápice de las conclusiones de aquellos tiempos. muy inocua la cosa, un panfleto masturbatorio más que hubiera podido ser redactado, no sé, por algún activista de attac con lenguaje un poco trasnochado. razón suficiente, sin embargo, para que los políticos de los partidos de la derecha, e incluso algunos de los de “izquierda” (me refiero a la socialdemocracia), se rasguen las vestiduras, aseguren que esta es la prueba de que christian klar sigue siendo una amenaza para el así llamado estado de derecho alemán (en el que él no parece tener derechos), y exijan no sólo que no se le dé el indulto, sin el que saldría libre en el 2009 por decisiones judiciales anteriores, sino que... ¡se le alargue la condena!
creo que no he podido dejar muy claro o explicar bien cuál es el problema de este debate. en una oración, es este: aquí ya nadie está juzgando los crímenes de antaño (ya no digamos poniéndolos en su contexto histórico, lo cual ya probablemente no se puede pedir en un país dominado por ideología reaccionaria, o al menos muy unilateral, desde hace mucho), sino intentando equiparar el tímido discurso de resistencia de lo que queda de la izquierda con dichos crímenes. christian klar, al igual que todos los demás, tiene en teoría todo el derecho de opinar lo que quiera. lo que pasa es que hay opiniones que incluso en nuestros tiempos, o más bien justamente en nuestros tiempos, conllevan menos derechos que otras, o que al menos esa es la manera como las cosas deberían ser si sólo dependieran de ciertos wannabe oscurantistas desgraciadamente muy influyentes en este país y en otros.
¿el soundtrack? una recopilación de la revista rolling stone de canciones supuestamente ejemplares de entre 1986 y 1992, en la que están presentes living colour, public enemy, the black crowes (cuya canción respectiva, un muy bien logrado cover del clásico de otis redding, es la que le da el título a este post), don henley y the b’ 52s (una de las bandas más infravaloradas de la historia, en mi modesta opinión), entre otros, pero en la que quienes se roban la película son the grateful dead, ese grupo que más que un grupo fue un fenómeno social sin parangón en la historia del rock norteamericano, con uno de sus pocos verdaderos hits, “touch of grey” (1987), cuyo video cuelgo aquí no porque sea muy bueno (es bastante emotivo, eso sí, si uno es medio fan) sino para no quedarme atrás en cuanto a parafernalia.
reflejos fuera de lugar de la ya congelada guerra fría que conducen a debates que tocan cuestiones relacionadas con el estado de derecho y con la manera como el estado burgués trata en la práctica a sus declarados enemigos, pese a dárselas de tratarlos como a todos los demás... pero hay otro debate que es, con mucho, más indigno de una “democracia” que el aquí someramente expuesto (sigo temiendo no haber sido capaz de expresar lo inaceptable de este debate en este post), y que tiene atrapada a alemania desde hace semanas con mucha más virulencia que el relacionado con la rote armee fraktion y klar (entre otras cosas, se trata de un debate en el que la posición de la mayoría de la población es clara, pese a lo cual los políticos de casi todos los partidos se niegan a actuar), y sobre el que contaré mañana sin falta, por un lado porque hoy ya me pasé con seriedades y longitudes, y por otro porque tiene que ver con la posición de esa “minoría” que es por lo menos la mitad de la gente, o sea las mujeres, en la sociedad.
o sea que es un buen tema para el día internacional de la mujer.
mañana mañana, como dice ese en alemania tan conocido mantra latinoamericano...
en ese espíritu, chaos (and that’s an order).
pd: ya me di cuenta de que, en alemania, o sea de donde estoy escribiendo (where i’m calling from), ya es desde hace tiempos el 8 de marzo, pero resulta que llevo casi una hora peleando con el blogger para que me publique esto, no por cuestiones políticas (obviamente, nada que ver) sino porque soy una bestia para la tecnología.