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12 de julio de 2005

never mind the weight watchers here's udo pollmer

hace pocas semanas, la revista spiegel publicó, en el contexto de un artículo sobre alimentación, obesidad y la manía del ser humano contemporáneo con respecto a las dietas, una entrevista con un nutricionista llamado udo pollmer, quien es presentado como un enfant terrible en su campo. y, efectivamente, el señor se lanza unas afirmaciones más o menos sorprendentes. asegura, por ejemplo, que todas (¡todas!) las dietas que no son diseñadas a nivel estrictamente individual son “charlatanería”: “¿qué valor tienen las recomendaciones generales? cada persona es diferente, cada una tiene un metabolismo distinto. a ningún zapatero se le ocurre tampoco proclamar una única ‘talla saludable’. pero cuando se trata de la alimentación, que depende en gran medida de necesidades individuales, creamos normas universales”.

esto es, obviamente, difícil de negar, sobre todo considerando que las recomendaciones generales cambian cada par de años y que lo que era antes demonizado es, muy frecuentemente, denominado saludable después de un cambio de paradigmas: piénsese, por ejemplo, en la moda norteamericana actual de la comida “low carb”, diametralmente contraria a la de la comida “low fat” de hace una década y algo más. pero lo que pasa es que este pollmer va más allá y acusa a algunas de estas recomendaciones generalizadas de poder conducir nada menos que a la muerte: el consejo de tomar todo el tiempo líquidos, por ejemplo, que según él ha sido la causa de “intoxicaciones” en las que el cuerpo tiene demasiada agua y muy poca sal, o la recomendación de comer las manzanas sin pelarlas, porque hay supuestamente personas cuyo metabolismo les impide procesar lo que sea que haya en la cáscara de una manzana, de modo que cuando mueren, en la autopsia, uno encuentra “hígados llenos de cera de manzana natural”.

¡comer cosas connotadas como saludables en nuestra cultura y en nuestros tiempos es, entonces, no sólo poco satisfactorio, sino hasta dañino!

las plantas, según pollmer, “producen sustancias para defenderse de los animales que se las comen. por eso la mayor parte de la gente tiene problemas de digestión bastante marcados cuando come cereales o granos crudos”. por ejemplo, en el brócoli y en la soya hay –siempre siguiendo a pollmer, claro– una sustancia llamada indol-3-carbinol, que es cancerígena. esta sustancia, eso sí, es destruida cuando el brócoli es cocinado, pero el punto es demostrar que la línea entre lo que es sano y lo que no lo es parece ser menos nítida de lo que suele ser presentado por los diversos medios de divulgación “científica”, que suele también ser aceptado sin mayor uso del pensamiento crítico por el público en general e incluso por gente por otro lado tendiente al escepticismo.

etcétera.

en lo que hay que confiar según este man, finalmente, es en el apetito de uno, así de fácil. si uno quiere comerse la manzana, debe ser porque el cuerpo se lo está pidiendo. si uno prefiere no comerse la manzana, debe ser porque el cuerpo sabe que o no la necesita o no la puede digerir. si a los niños no les gusta el brócoli, debe ser que el cuerpo les está indicando amablemente que dicho vegetal no es realmente el más apropiado para ellos...

y definitivamente algunas de las recomendaciones que uno escucha por todos lados carecen de sentido, como la de tener que ingerir líquidos incluso antes de sentir sed. como dice pollmer, “¿para qué nos dio, entonces, dios la sed?”

el soundtrack es la bulla indistinta pero molestosa de una construcción que hay acá frente a mi ventana, obra que me tiene ya con los nervios de punta porque o los trabajadores encargados de ella son lerdos o se llaman penélope o el alcalde de hamburgo ha aprendido del ecuadorian way-of-life y esto es un vulgar negociado, pero la construcción no parece querer tener final. por suerte tengo el sueño pesado, pesadísimo, cuando lo concilio, así que al menos no me despiertan a una de esas horas de la madrugada (o sea, a eso de las siete o las ocho de la mañana) cuando, sádicamente, y todos los días, empiezan a martillar.

dos aclaraciones. la una: supongo que se nota que la mención que hace pollmer de dios es puramente retórica, o sea que no es que este man no es sólo enfant terrible sino también, no sé, testigo de jehová. la otra es que supongo que se nota lo poco inspirado que estoy: por eso el tiempo transcurrido desde el anterior post, por eso el tema algo absurdo de mis divagaciones vespertinas de hoy...

no atribuyan estas divagaciones, en todo caso, a un repentino interés por las dietas despertado por el cada vez más preocupante crecimiento de mi otrora tan envidiablemente plana barriga, ni a un intento de justificar frente al mundo, y más que nada ante mi conciencia, mis hábitos alimenticios desordenados y miserables.

más bien el haber elegido este tema se debió al placer de ver cómo hay gente que duda sistemáticamente de las verdades de perogrullo de la rama particular en la que está situada, del mismo modo que yo intento hacer en mi/s rama/s (si es que en vista de mi eclecticismo diletante se puede hablar de alguna/s rama/s), y pese al hecho de, naturalmente, yo no poder tener ni idea de si este señor tiene razón en todo lo que dice o no...

chaos (and that’s an order).

pd: hablando de hábitos alimenticios, el otro día me tomé un helado de vainilla y jengibre, nada menos, en una heladería nueva y supuestamente muy cool que han abierto acá, llamada "eis-dealers" (¡qué "cool", carajo! dealers...), en la que venden helados con sabor a zanahoria y a eneldo (una planta de cuyo nombre en castellano yo no tenía idea, siendo yo un cero a la izquierda en esto de la cocina, pero que acá es muy popular), entre otros sabores similarmente escandalosos. la verdad es que me quedo con el viejo chocolate, con la vieja vainilla, ya si me pongo novedoso con maracuyá o algo, pero jengibre nunca más. el imperio de las tradiciones. en algo hay que ser conservador.

2 de julio de 2005

nos vamos poniendo viejos

parece mentira que haya pasado ya algo más de un año desde ese día glorioso en el que, against all odds, logré ver a los pixies reunidos, todos juntos, tocando en berlín esas joyas musicales que han hecho, desde el final de mi adolescencia (cuando quiera que sea que ésta se acabó, como creo que es el caso), mi vida un poco más soportable... los vi el 29 de junio del año pasado, en efecto, y aunque no fue el mejor concierto al que he asistido, sí es sin duda el que más fervientemente he esperado de todos, así como que al que más obligatoriamente tenía que ir. john lennon y george harrison tendrían que ser resucitados por algún científico loco, y los beatles después de eso decidirse a hacer un tour, para que lo de los pixies pueda ser superado. creo que ni si abba se reuniera sería igual de emotivo para mí.

el concierto fue relativamente masivo, porque los pixies eran igual la banda más conocida de entre las bandas desconocidas, en su tiempo, y son ahora mucho más famosos que cuando existían (en parte cortesía de david fincher, el director de fight club), además de que les abrían nada menos que franz ferdinand y ash.

franz ferdinand estuvo espectacular: se sabe que fue el grupo del año 2004, en el que toda revista de música seria eligió su disco debut como el mejor, o al menos como uno de los mejores, del año. ahora ya no son necesariamente la banda más cool del momento (eso es a lo mejor maximo park, o m.i.a., que no es realmente una banda pero está rebien), aunque hoy leí que ya acabaron de grabar su segundo disco y que va a ser lanzado al mercado en otoño (adivinen quién va a ser un comprador), después de lo cual se van de gira por el mundo (adivinen quién piensa asistir al concierto). los manes no son realmente guapos ni nada, pero hacen una performance de dandys que lleva tanto a mujeres como a hombres sensibles a encontrarlos arrebatadoramente sexy. uno de ellos se mueve igualito que paul mccartney en los tiempos de “i wanna hold your hand”, con la única diferencia de que exagera el movimiento de brazos tan típico de paul de la época de una manera tan aparentemente inocente que no parece que fuera una cita sino un gesto natural del man.

desgraciadamente, la presentación de franz ferdinand duró poco, como no podía ser de otra manera dado que sólo tenían –sólo tienen– un disco de poco más de treinta minutos de duración. excelente, de todos modos, ver a un grupo que evidentemente nos va a acompañar muchos años en el momento en el que acaban de reventar con un álbum superlativo.

de ash no sé bien qué decir... la guitarrista charlotte hatherley es casi insoportablemente cool, en el buen sentido de la palabra, pero la verdad es que me gusta más su disco en solitario, grey will fade, que los que ha hecho con su mundialmente famoso grupo. la música de ash es como demasiado evidentemente indie, demasiado compuesta de acuerdo a una fórmula... demasiado straightforward indie. uno tiene todo el tiempo la certeza de en qué momento entra la batería, de en qué momento cambian de acorde, de cuándo se va a acabar la canción. no surprises, con ash. esa parte del recital estuvo medio aburrida, así que me dediqué a tomar cerveza y a conversar con panas.

y luego, bueno, la apoteosis... yo me había comprado dos vasos de cerveza antes de que salgan los pixies, para no tener que distraerme en medio concierto, pero ni bien salieron black francis aka frank black, kim deal, joey santiago y david lovering al escenario las miles de personas presentes se pusieron a saltar de tal modo que me empezaron a regar la cerveza, cosa que se hizo ya preocupante cuando empezaron a tocar, de modo que me tocó bajarme las dos cervezas en un santiamén y quedarme frío si lo que quería era conservar mi puesto de fanático penoso en una de las primeras filas de la multitud.

y eso era lo que quería, efectivamente.

mi suerte perra me llevó, eso sí, a estar casualmente del lado de la tarima en el que estaba joey santiago, y no en el de kim deal, quien como ya mencioné en un comentario a un post anterior es lo más cercano a un ser divino que existe, en mi modesta opinión. de todos modos gocé el concierto como el que más, canté junto a otros miles de fans canciones que nunca creí que iba a escuchar live (“debaser”, “river euphrates”, “dead”, “hey”, sobre todo “gigantic”, etc.). vitoreé a kim y a black aka frank como un vulgar aficionado, que es lo que soy igual. brinqué como un pobre adolescente y acabé molido y ronco pero, creo, algo así como feliz...

pese a toda la euforia, no pude ni puedo desconectar mi lado crítico, y me molestó un poco que el concierto haya sido un poco el concierto de unos dinosaurios queriendo hacer plata y sin nada nuevo que decir. tocaron los greatest hits, por así decirlo, y de los dos discos menos populares de los cinco de su discografía no tocaron casi nada (si no recuerdo mal, sólo dos canciones de bossa nova y una de trompe le monde, dos discos que fueron flops, pero el doolitle lo tocaron casi entero, lo cual no es extraño, dado que es el álbum más exitoso de los pixies). no hubo canciones nuevas, ni versiones sorprendentes o modificadas de las canciones viejas. no hubo mayor contacto con el público, aunque esto igual siempre fue la marca registrada de los pixies (black francis aka frank black siempre con su cara de cabreado, joey santiago lo mismo, david lovering detrás de su batería demostrando que es, al mismo tiempo, el de aspecto más “normal” y el mejor músico de la banda, kim deal sonriéndole a todo el mundo, un amor de persona como es ella, además de probablemente borracha, pero sin poder decir nada por la hegemonía de frank aka black...).

fue más una peregrinación, un ritual, que un gran concierto, pues. había que verlos porque había que verlos (hablando de tautologías), pero no me ofrecieron nada nuevo...

ahora bien, lo viejo de ellos sigue siendo en cierta manera tan nuevo que igual me vale... para nuevo, vi a franz ferdinand. lo de los pixies fue otra cosa. un déjà vu, en cierto sentido. algo que yo, en mis sueños, ya había visto pasar...

el soundtrack, como no podía ser de otra manera, es pixies, el trompe le monde. es el disco menos conocido de los manes, y yo durante algunos años no le presté mayor atención, pero ahora me parece excelente, y sin duda es muy diferente a los cuatro anteriores. es como que de verdad fuera una transición entre los pixies y la carrera posterior en solitario, o con la banda the catholics, de frank black.

qué viejo estoy... ya es un año de haber visto a los pixies... tres de haber visto a los breeders, también en berlín... creo que cuatro de haber visto a manu chao cerca de bordeaux... y 18 (¡18!) de haber visto a los ilegales en el estadio modelo de guayaquil, en ese concierto legendario y constitutivo que es, también, el concierto inaugural de mi vida de melómano al que mi padre tuvo la amabilidad de llevarnos a mí, a mi hermano, al troyen y a otro pana, pese a la histeria anti-rock latino de la época...

de verdad que hay veces en las que el mundo no lo trata a uno tan mal...

chaos (and that’s an order).

pd: eso de “chaos (and that’s an order)” es sacado de una canción de frank black, por cierto, sólo para que vean que soy un enfermo. aunque conozco a alguien todavía más enfermo que yo en lo que tiene que ver con los pixies y su universo (de hecho, este individuo me introdujo hace algo más de diez años -mierda, de veras estamos viejos- a este universo musical, por lo que le estaré siempre agradecido), y dicha persona lee este blog...

pd 2: el título de este post es el de una canción de víctor heredia, a quien también tuve la suerte de ver, y dos veces, en 1989, creo, y en 1996...

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